Un buen comienzo es la mitad de la batalla. Y los que empiezan bien en el tenis están a medio camino de un buen tiro.
El primer aspecto mental viene dado por la capacidad de intuir hacia dónde va a disparar tu oponente. La intuición obviamente no proviene de la capacidad de predecir el futuro sino de la observación cuidadosa de los movimientos del oponente.
Tanto en el servicio como en la devolución desde la línea de fondo donde los movimientos son más amplios, es necesario observar detenidamente la preparación del tiro por parte del contrario.
El otro elemento fundamental para estar siempre (o casi poder) devolver los golpes del adversario es la posición en el terreno de juego.
La regla general es volver al centro de la cancha inmediatamente después de cada tiro, pero si observas a Federer verás que en realidad, casi siempre se toma un segundo más o menos para ver cómo el oponente carga el tiro y tratar de descifrar donde va a disparar.
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Correr constantemente hacia el centro del campo en cambio, no solo te cansa, sino que te abres a posibles contraataques y le da al oponente mayor certeza de que se acostumbrará más fácilmente a tu tipo de juego.
El otro secreto de los grandes campeones es la capacidad de entender dónde va a caer la pelota. Para ello hay que fijarse en la dirección de la pelota desde los primeros centímetros de movimiento después de haber sido golpeada por el adversario. Especialmente en la devolución del servicio, es importante comprender en una fracción de segundo dónde llegará la pelota y moverse extremadamente rápido para posicionarse en la cancha.
El tercero es la anticipación y aquí se trata de instinto, intuición y tratar de observar el movimiento de todo el cuerpo del oponente. La anticipación es clave en la red.